El "trilema" de la Política Agraria Común

Del 12 al 14 de junio se han celebrado las Jornadas de Economía Crítica en la Universidad de Santiago de Compostela, organizadas por la Asociación de Economía Crítica. Con los compañeros de la UAB, nos ha parecido una buena ocasión para compatir reflexiones sobre la Política Agraria Común (PAC). Las Jornadas de Economía Crítica son un espacio de encuentro abierto que se viene organizando desde hace tres décadas. El lema de este año ha sido “¿Postcapitalismo, colapso…? Alternativas ante el fin de un modelo de acumulación.”
“Trilema” es un término acuñado para designar la imposibilidad de alcanzar simultáneamente tres objetivos determinados, de forma que un gobierno o los gestores de una intervención pública deberán optar por cualquier combinación de dos objetivos renunciando al tercero. La Política Agraria Común (PAC) se enfrenta hoy a un trilema, resultado de las transformaciones y los nuevos retos de la economía global. En nuestra opinión, el trilema de la PAC explica en gran medida por qué actualmente esta política no satisface ni las demandas de los agricultores, ni responde a las peticiones de los ecologistas, ni es coherente con criterios de equidad, ni complace a los países terceros, ni está dando respuesta a las problemáticas actuales de los mercados agrarios.
La PAC original perseguía en su primera etapa (1962-85) tres objetivos correspondiendo a las políticas agrarias clásicas: asegurar precios estables y suficientes a los productores, proteger la producción interior frente a las importaciones de terceros países (preferencia comunitaria) y suministrar a los consumidores un flujo regular de alimentos a precios accesibles. Llega a su crisis con los excedentes de productos que se acumularon, con un presupuesto desmesurado y las negociaciones comerciales internacionales en contra. Desde finales de los años ochenta se ha producido una reforma en profundidad de la PAC que ha incorporado nuevas dimensiones hasta configurar la situación actual.
A partir del Acuerdo sobre la Agricultura del GATT/OMC (Organización Mundial de Comercio) de 1994, los instrumentos que puede utilizar la política agraria para apoyar a sus agricultores quedaron restringidos a aquellos que no afecten negativamente al librecambio mundial (cajas verde y ámbar). La Comisión Europea fue experimentando con diferentes medidas hasta consolidar como el principal mecanismo las ayudas directas desacopladas de la producción y de los precios, y que actualmente van ligadas a la contribución positiva del sector agrario al medio ambiente; eso, bajo el nombre “Ayuda básica a la renta para la sostenibilidad” y los “Ecorégimenes”.
Más allá de la PAC, en los últimos años se asiste a un despliegue para limitar el uso de los inputs más dañinos- fertilizantes sintéticos, pesticidas, etc.- y/o sustituirlos por productos más respetuosos con el medio. La Comisión Europea ha replanteado con el Pacto Verde el proyecto más ambicioso en este ámbito, que se ha concretado en el sector agrario en las estrategias “Del campo a la mesa” y “Biodiversidad 2030”. Se trata de una propuesta de reducción rápida y cuantificada en la utilización de los inputs agrarios para conseguir una Europa neutra en CO2, y con metas de actuación que ha venido a generar importantes alarmas en el sector agrario. La última reforma de la PAC no contempló los efectos del Pacto Verde, pero este escenario, de mantenerse, deberá orientar todas las actuaciones de la política agraria común para acelerar el cumplimiento de los objetivos de 2030/2050.
La PAC fue y debería ser una política agraria, es decir, una política que ayude a productores a que puedan satisfacer las demandas de los consumidores y que esta transacción se realice a precios adecuados y estables para ambas partes. Pero hoy, a diferencia de sus inicios, su ámbito de actuación se interfiere con el librecambismo agrario y las exigencias de la conservación ambiental.
Tres objetivos configuran el trilema al que se enfrenta el sector y la política agraria:
- Una producción agraria adecuada para mantener una autosuficiencia prudente (la “autonomía estratégica alimentaria de Europa”) y que contribuya a mantener vivos los espacios rurales europeos.
- Una producción agraria competitiva en unos mercados agrarios crecientemente globalizados por la vía de acuerdos multilaterales (OMC) o bilaterales.
- Una producción agraria respetuosa con el medioambiente, que no agote recursos, que conserve paisajes y que contribuya a mitigar el cambio climático.
¿Pero es posible un sistema agroalimentario sostenible medioambientalmente, competitivo en los mercados globales y respetuoso con la preferencia comunitaria y la autonomía estratégica europea? Asumiendo la existencia del trilema debería conllevar a una redefinición de la PAC.
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